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  1. ALBERTO GARRIDO: “Dios me salió al encuentro”

    Garrido y su hijo Enmanuel en República Dominicana.

    Garrido y su hijo Enmanuel en República Dominicana.


    Por Carlos M. Pérez

    ¡Llenos del Espíritu!, de Alberto Garrido (Santiago de Cuba, 1966), acaba de ser publicado por Ilíada Ediciones. Se trata del cuarto ensayo sobre temas relacionados con la fe cristiana de este autor, considerado una de las figuras descollantes de la literatura cubana contemporánea. Esta misma casa fue la encargada de procesar y sacar al mercado, con el sello de la colección Yahveh Ediciones, sus tres primeros ensayos: La verdadera batalla del creyente (2017), La gloria de la cruz (2018), y La gloria de la resurrección (2022).

    Convertido al cristianismo hace cerca de tres décadas, Garrido ha servido en la iglesia como misionero, maestro, pastor, predicador y, por supuesto, escritor. Contrario a lo que especularon muchos, su pluma no se ha secado. En total ya tiene una veintena de libros, sin contar los inéditos, la mayoría publicados después de decidirse por Jesús. Sus temas de interés son todos cuantos incumben a la existencia humana. Y aunque es más conocido como narrador, también incursiona con maestría en la poesía.

    En cuanto a la ensayística, quizá sea el único cubano que hoy día se vale de ese género para abordar aspectos medulares de la doctrina, la ética y la práctica cristianas. Los que siguen su literatura pueden testificar de cómo su madurez intelectual y espiritual van de la mano. De modo que su consagración a Dios, lejos de ser motivo de abandono de las letras, es afianzamiento de valores personales y literarios, así como refinamiento de un estilo propio.

    Desde Santo Domingo, República Dominicana, donde vive exiliado desde hace varios años, Garrido sigue sirviendo a la iglesia de Cristo y enriqueciendo la literatura cubana. Al decir del importante escritor dominicano José Alcántara Almánzar, la suya es “una espiritualidad de serena estirpe cristiana”.

      

    Alberto Garrido, José Mariano Torralbas, Marcos González y Amir Valle, en Santiago de Cuba, 1984.

    Alberto Garrido, José Mariano Torralbas, Marcos González y Amir Valle, en Santiago de Cuba, 1984.

    A la luz de los años, ¿cómo describes a aquel chico que creció en el Reparto Sueño, de Santiago de Cuba, en medio de una familia humilde?

    De ese niño rescato su carácter soñador, su perseverancia y su falta de ambiciones materiales. Su forma de abrazar, su amor por los hermanos, su lealtad a los amigos. Había en él algo temerario en esas visitas a las cuevas de Justicí y en su amor por el mar, una suerte de Tom Sawyer caribeño. Hacía cosas que ahora sé que no haría.

     

    Mirando retrospectivamente esa etapa de la niñez-juventud, ¿descubres en ella algún atisbo del seguidor de Cristo que eres hoy?

    Ninguna, en realidad. Salvo un sueño en el que dejaba de llover y ocurría el fin del mundo. Mis padres venían del Partido Socialista Popular. Mi abuelo Ramón, quien fundó el primer periódico de Songo, era comunista y sus hijos siguieron sus pasos. Pero en mi adolescencia, mi hermano Guido trajo una Biblia a la casa. Era una Traducción Moderna de 1929, hermosísima, que comencé a leer, pues también gracias a él, ya en séptimo grado mezclaba en mis lecturas a Salgari y a Hemingway, a Verne y a Salinger, a Enid Blyton, a Carpentier y a García Márquez. Empecé a leer la Biblia porque la mayoría de estos autores hablaban de ella como un monumento literario. Y lo es. Una biblioteca de 66 libros que agrupa todos los géneros y todas las técnicas narrativas modernas.

     

    ¿En qué momento de tu vida consideraste convertirte al cristianismo y qué te llevó a ello?

    Nunca lo consideré. ¿Acaso un muerto puede desear a Dios? Me deleitaba en mi vida bohemia, entre mujeres y una secreta disidencia política. Una de las paradojas más preocupantes como cubano, es ver cómo la Revolución ha conseguido que muchos de los que terminaron repudiándola y eligiendo el exilio, mantengan el mismo odio que ella sostiene contra la idea de Dios. Es la cepa del virus que se mantiene viva en ellos, la gota de cianuro, el residuo del mal en la sangre. Sin duda, como dijo Voltaire, la trampa más bella del demonio es hacernos creer que no existe. Si hubiera sido por mi familia o por mi educación, jamás sería cristiano. Pero Dios me salió al encuentro.

     

    ¿Cómo fue tu conversión? ¿Qué experimentaste en ese momento?

    Año 1995. Año de grandes miserias materiales y espirituales en Cuba, solo comparables con las que se sufren hoy allí. Estaba discutiendo con dos bibliotecarias. Ya me había leído dos veces la Biblia de tapa a tapa (incluso había puesto dos exergos bíblicos en mis primeros libros), por lo que era un hueso duro de roer, un nihilista ilustrado. Tenía una respuesta para refutar la muerte de Cristo en la cruz. Y en ese momento, Dios intervino. Me enmudeció. No me quedé en blanco: el pensamiento seguía estando en mi mente, pero simplemente no podía llevarlo a mi boca. Y escuché Su voz retumbando, borrando mi frase, diciendo: “Duro te es dar coces contra el aguijón”. En un segundo, sin necesidad de nada más, yo, el escéptico, el que negaba la existencia de Dios, estuve seguro de que Él es más real que cualquiera de nosotros. Eso me hizo temer, porque ante Su santidad quedaba expuesto mi pecado, mi miseria espiritual.

    Esa noche soñé (no soy de soñar mucho) que estaba envuelto en una densa oscuridad y solo había un hilo de luz. Lo seguí y me llevó hasta una puerta pequeña, gris, sin adornos, sin atractivo. Pero yo sabía que detrás de la puerta estaba el Señor y decidí abrirla. El resplandor de la gloria de Dios me despertó. Le conté el sueño a las bibliotecarias y una de ellas, Sonia Morell, quien se convirtió en mi madre espiritual, me dijo que yo había soñado el pasaje de Mateo 7:13-14: “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan”.

     

    Cuando viniste a Cristo, ya eras un escritor con fama en el mundo intelectual cubano, habías ganado premios importantes, habías publicado tus primeros libros, llevabas una vida pública donde recibías reconocimiento y aplausos. ¿Cómo cambió eso a partir de tu conversión?

    Mi conversión me llevó por el camino de las misiones. Había hecho el descubrimiento más extraordinario: Cristo, Su amor y Su perdón. Enamorado del evangelio, no podía callarlo. Como dijo Spurgeon, un cristiano es un evangelista o un embustero. Comprendí que era un mensaje digno de la boca de un ángel y, sin embargo, se me daba el privilegio de anunciarlo. Me fui a predicar en las afueras de Las Tunas, ciudad donde vivía. Nos reuníamos en casitas con piso de tierra, algunas sin luz eléctrica y veíamos la gloria de Dios: prodigios, sanidades asombrosas, y el milagro mayor: personas salvadas. Escribía menos, sin duda. Pero absorbía como esponja el reino del cielo.

     

    ¿Cómo cambió la percepción sobre ti de parte de la familia, los amigos, los intelectuales y escritores con los que te codeabas, la oficialidad que manejaba la vida literaria y cultural de Cuba, la crítica especializada?

    Al principio pensaron que me había vuelto loco, o que era algo pasajero. Luego prefirieron al nuevo Garrido, menos irónico, egocéntrico y decididamente promiscuo. Mi vida era radicalmente distinta. En el mundo literario dijeron que yo me había perdido para la literatura. Lo gracioso es que, de los 20 libros que he publicado, 15 han sido después de mi conversión.

     

    Alberto Garrido, Ivonne Galeano, Eduardo Heras León y Guillermo Vidal.

    Alberto Garrido, Ivonne Galeano, Eduardo Heras León y Guillermo Vidal.

    ¿Recibiste rechazo por tu decisión de ser cristiano?

     Sí. Sé que fui borrado de listas de viajes, de invitaciones a eventos. Fui cuestionado por líderes políticos y por los gendarmes de la Uneac. Pensé que era lógico y hasta me agradó no tener que recibir las tentaciones de esa Sodoma, que son las relaciones entre el artista y el poder en una sociedad totalitaria. No podía esperar otra cosa de quienes odian el cristianismo y lo persiguen. Por otro lado, nos derribaron el templo que habíamos levantado. Esperaron que termináramos de construirlo para ir a demolerlo. A otros hermanos les quemaron con antorchas los techos y les robaron los bancos y los instrumentos musicales de la congregación.

     

    Y bueno, aceptaste a Cristo… ¿qué pasó al día siguiente?

    Me levanté y desayuné. Fuera de bromas. Me acuerdo del 19 de febrero de 1995, pero no del día siguiente. Estaba asombrado por lo que experimentaba: un terremoto, una vida nueva.

     

    ¿Alguna vez te has sentido tentado a volver atrás; es decir, a abandonar la fe o a vivir una fe light?

    Jamás. Me horrorizaría la idea de vivir un día de mi vida sin Cristo. Y vivir una fe light sería la forma más tonta de vivir: hay tesoros inescrutables, promesas extraordinarias, y la oportunidad de experimentar Su gracia de forma distinta cada jornada. Como dijo el profeta Jeremías, nuevas son Sus misericordias cada mañana. Por supuesto, me avergüenzo muchas veces de no ser el cristiano que debería ser, pero prosigo a la meta. Llegar a parecerme a Cristo es mi gozo y mi gloria. Y un día despertaré a Su semejanza.

     

    La primera iglesia de la que formaste parte fue la Metodista, en Las Tunas, Cuba. ¿De qué forma te influyó esa experiencia para ser el cristiano que eres hoy?

    Es una iglesia pequeña. Antes de convertirme, pasaba por la acera de enfrente y veía que en los días de lluvia se mojaba por dentro, pero cuando terminaban sus cultos salían algunos de sus miembros con una especie de luz extraña en sus rostros. Me pareció un lugar especial. Después supe que era un sitio lleno de pecadores como yo que buscaban ser cambiados, un hospital, un taller de reparaciones, y no el espacio romántico que mi mente endulzaba. En ese sentido, sigo prefiriendo las congregaciones pequeñas, de gente humilde y de escasos recursos. No hace mucho me reuní con un grupo, hablaban de sus viajes en cruceros y me sentí ajeno. Prefiero estar con los que hablan el idioma de Jesús.

     

    ¿Piensas que para un cristiano congregarse es importante?

    Ahora, por causa de la pandemia, hay una moda, un vicio: la iglesia virtual. De la necesidad por causa de la Covid se pasó al deseo personal. Veo comentarios en las redes de cómo crece este tipo de hermanos en el mundo, que dicen amar a Cristo pero desprecian a la iglesia que Él compró con Su preciosa sangre. ¿No es una triste paradoja? En verdad, no conozco a un solo cristiano que pueda crecer sin congregarse. Por supuesto, ninguna iglesia salva; solo Cristo salva.

    Pero la iglesia es el lugar donde ponemos nuestros dones al servicio de los demás, donde nos damos en amor, donde salen nuestras asperezas, porque hierro con hierro se aguza; donde se nos da la oportunidad de parecernos a Cristo. La iglesia es nuestro búnker. David lo sabía: “Es mejor un día en tus atrios que mil fuera de ellos”. “Yo me alegré con los que decían: a la casa de Jehová iremos”.

    Después de Dios mismo, ninguna otra cosa está descrita en la Biblia con un mayor número de metáforas que la iglesia. Ay del solo, dicen las Escrituras. Los que niegan la importancia de la iglesia, están negando el valor que le da Cristo: es Su novia, Su esposa, Su tesoro, Su huerto cerrado, la razón de Su muerte en la cruz. Dio Su vida por ella, por cada uno, para reunirnos en el día de Su regreso. “En mis manos te tengo esculpida, oh Jerusalén”. Cada culto es un ensayo de ese día glorioso. Y por eso la advertencia del autor de Hebreos 10:25: “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”.

     

    ¿Cómo un pastor o líder puede contribuir a la formación o a la distorsión de un cristiano?

    Mira a los pastores y tendrás la respuesta. En mi experiencia, ninguna congregación va más allá de donde va su pastor. Si no ora, no lo harán. Si no estudia las Escrituras, tampoco. Si no exalta a Cristo y busca Su presencia, el lugar parecerá un club social. Y los hay. Lamentablemente, en Cuba y Latinoamérica muchas iglesias han imitado el modelo del cacicazgo, un caudillo que se enseñorea de los miembros. Lo he visto en iglesias carismáticas y reformadas, en iglesias históricas y en el apostolado moderno. Pero la iglesia es de Cristo, no deberíamos olvidarlo jamás. La palabra preferida en la Biblia para llamar a los líderes es siervo, que en el original nos habla de un esclavo al servicio de su dueño. El consejo para los pastores actuales debería ser el que le dio Jeremías a Baruc: “¿Buscas para ti grandezas? No las busques”. Y que nunca olviden que ellos también son ovejas. La misión de los pastores es que los que le siguen dejen de seguirlos a ellos y sigan a Cristo, conozcan a Cristo, sean transformados a la imagen de Cristo.

     

    ¿Qué importancia tuvo para tu formación como pastor y líder, el tiempo que fuiste misionero en una localidad rural de Las Tunas, Cuba?

    Fundamental. Es real la promesa de que quien deja a familia, amigos y trabajo por causa de Su nombre, recibirá cien veces más estas cosas. El Shaddai, la iglesia que plantamos fuera de la ciudad, me dio una hermosa e inolvidable familia multiplicada. También la Iglesia Oasis, en San Cristóbal, República Dominicana. Recuerdo con gozo cómo gustamos las glorias del Espíritu.

     

    ¿Cómo viviste la persecución en Cuba por ser cristiano? ¿Cómo influyó en tu vida como seguidor de Jesús?

    En Dominicana alguien me preguntó qué extrañaba más de mi vida en Cuba. Le dije sin pensarlo dos veces: la persecución. Las experiencias con Dios y la llenura del Espíritu en medio de un contexto contrario al cristianismo, es inapreciable. Una vez un hermano de la congregación se me acercó y me dijo que se sentía muy mal, porque él había entrado a la iglesia enviado por la Seguridad del Estado para vigilarme, para oír qué decíamos en contra del gobierno. Pero Cristo lo había salvado y estaba profundamente arrepentido. Ese es el triunfo del bien sobre el mal, de Cristo sobre las tinieblas. Y vivirlo nos acerca más a Su gloria.

     

    ¿Cómo ha sido tu vida cristiana en República Dominicana? ¿Piensas que has crecido y madurado?

    Por un lado, los golpes, el sufrimiento, las pérdidas, me han hecho depender más de Cristo. Conocer al Señor de las nuevas oportunidades, de los nuevos comienzos, es un despertar a Su gracia. También he podido tener acceso a libros que no pude leer en Cuba (donde no hay librerías cristianas) y conocer a autores como Ryle, Tozer, Sproul, Grudem, y a predicadores extraordinariamente fieles a la Palabra. El magisterio del ministerio Oasis, que me acogió durante cinco años, y especialmente de su pastor Tomás Martínez, fue crucial para mí y le estaré eternamente agradecido.

     

    A pesar de que eres pastor y has publicado cuatro ensayos sobre temas fundamentales de la fe, sigues haciendo un tipo de literatura que no es clasificada como cristiana, ¿no entra esto en contradicción con tu fe? ¿No se produce una disonancia en tu relación con el Señor Jesucristo?

    Desde hace muchos años me di cuenta de que el canon bíblico está completo. No habrá un libro 67 inspirado. No soy Jeremías ni Pablo. Por otro lado, en las Escrituras aparecen desnudados los temas más escabrosos expuestos desde la mirada de un Dios que es a la vez santo y misericordioso: vemos asesinatos, incestos, adulterios, envidias, egoísmos, traiciones, amores… Eso me hizo entender que podía escribir de cualquier tema, porque nada humano le es ajeno al Creador.

    Pero quisiera distinguir al escritor de ficciones con respecto al ensayista que soy. Como escritor de ficción soy un voyerista que se asoma a las habitaciones privadas de los demás. La misión del novelista, en ese sentido, es, como decía Stendhal, pasear el espejo a lo largo del camino. Si el espejo aparece manchado o lleno de barro, no es culpa del espejo, ni del escritor, sino del inspector de caminos, o de los que pisotean. El escritor le quita las máscaras a la vida, cuenta lo que no quieren que se sepa, desnuda la corrupción adánica que repite cada ser humano. Por otro lado, mis ensayos son solo mi testimonio agradecido al que me salvó.

     

    ¿Has recibido crítica negativa por parte de la iglesia o algún círculo cristiano por publicar libros que no son propiamente cristianos (aunque no inapropiados)?

    Nunca. Al menos a mí nadie me ha dicho nada. Sí me han comentado muchos que no entienden mis poemas.

     

    ¿Qué provocó en ti la necesidad de escribir y publicar sobre temas doctrinales y de fe?

    Hay mucha confusión, mucha basura, mucho entretenimiento para las cabras. He querido denunciar a los falsos maestros que pululan en el mundo evangélico. He querido hacer ver que nuestra necesidad es el evangelio, que Cristo es el todo del cristiano.

     

    Veo tus ensayos como una tetralogía, pues aunque cada uno funciona por sí mismo, también hay un estrecho vínculo entre ellos. ¿Hubo premeditación en ello (me refiero a escribir una secuencia de temas interrelacionados)?

    No hubo premeditación. Pero en cada libro aparece el germen del otro. Por ejemplo, La verdadera batalla del creyente contiene un capítulo titulado “La gloria de la cruz”. Cuando lo terminé, entendí que podía escribir un libro sobre ese tema. Luego, en La gloria de la cruz aparece un capítulo titulado “La gloria de la resurrección”. Me pasó lo mismo. Cada libro contiene la génesis del siguiente.

     

    ¿Crees en la iluminación del Espíritu Santo? ¿Crees que fuiste iluminado para escribir estos libros?

    Por supuesto, sin Su ayuda iluminadora hubiera sido imposible escribirlos. El Espíritu Santo es el maestro que nos hace entender las Escrituras y, especialmente, glorifica a Cristo en nuestros corazones. Para cada uno de estos libros ha habido horas de oración y de estudio. Los tres últimos me hicieron recorrer desde Génesis hasta Apocalipsis para explorar, extraer los tesoros de la revelación de Jesucristo en cuanto a Su muerte y resurrección. La Palabra es una lámpara para nuestros pies, pero necesitamos del aceite del Espíritu, de Su unción, para que arda y alumbre y nos sean ministrados y esclarecidos los misterios de Cristo. Exponer la Palabra, hacer ver cómo todos sus caminos conducen al Señor, necesita de la ayuda y el magisterio del Espíritu Santo sobre nuestros corazones. Solo puedo darle las gracias por el resultado.

     

    Según tengo entendido, el proceso de escritura de tus ensayos, conllevó experiencias espirituales muy intensas, ¿puedes compartir al respecto?

    Ha sido muy hermoso. Muchas veces, lo que iba escribiendo me hacía tirarme de rodillas y orar bajo la convicción de Su presencia, en arrepentimiento, fe, gratitud, intercesión y adoración. Sentir que me estaba hablando y ministrando a mí primero, me hace confiar que tocará a través de estos libros a muchos corazones con sed y hambre de Su Palabra.

     

    ¿Cómo consideras que tus ensayos pueden contribuir a la madurez espiritual de la iglesia o de un creyente en particular?

    La santificación es una de las palabras más hermosas de la cristiandad, y aterra pensar cómo el legalismo la envenena y el liberalismo la abarata, de modo que muchos no quieren ni escucharla. Pero la verdadera santificación no está en guardar reglas, ni en vestirse de una manera particular o dejar de comer ciertos alimentos. La verdadera santificación es ir haciéndonos más parecidos a Jesús, nuestro amoroso Señor y Salvador. El apóstol Pablo decía que estaba con dolores de parto hasta que Cristo fuera formado en sus discípulos. Mis libros en cada página hablan de Cristo, Cristo, Cristo, Cristo Salvador y Señor, Dios de dioses y Luz de luz. Tengo la certeza de que nadie quedará inmune o impasible ante el despliegue de Su gloria. Y de eso hablo.

     

    Los temas que abordas en tus ensayos son tópicos que preocupan a la iglesia desde su nacimiento, por tanto aparecen ampliamente tratados en la Biblia. ¿Qué aportas en tus libros sobre ellos?

    Tal vez una visión más sistemática. Hay libros que te hablan de los tipos, otros de los símbolos, otros de las profecías, otros de Su muerte descrita en los evangelios. Los míos agrupan en un solo volumen todos esos tópicos y los lectores pueden tener en un solo texto una visión integradora, total, del tema. Por otro lado, hay algunos libros muy buenos cuyo estilo resiente de un mayor trabajo literario. Me he esforzado para que mis textos estén lo mejor escritos posible. Juzguen los lectores.

     

    ¿Por qué consideras que los creyentes deberían leer tus libros?

    Porque soy un seguidor, un enamorado de Cristo, y creo que lo percibirán en cada página. Y eso tiene un efecto viral.

     

    ¿Crees que los inconversos deberían leer tus libros?

    Siempre recuerdo una historia que leí en la infancia. Un sabio estaba en una barca y le preguntó al pescador si sabía matemática. El pescador le dijo que no. El sabio le dijo: has perdido el veinte por ciento de tu vida. Le preguntó luego si sabía física y ante la misma respuesta le dijo que había perdido la mitad de su vida. De pronto, vino un fuerte oleaje, la barca se volteó y cayeron al agua. El pescador le preguntó: ¿sabe usted nadar? No, dijo el sabio. Pues ha perdido usted su vida entera, le dijo el pescador y se alejó nadando.

    La Biblia no es antigua ni moderna, sino eterna. Sus palabras no pasarán. Y su mensaje es el único imprescindible para la salvación del ser humano. De manera que sí deberían leer mis libros los inconversos, porque les hablo de lo más importante para sus vidas: la salvación, y de cómo alcanzarla mediante la fe en Cristo y en Su obra redentora. Yo también estuve de aquel lado de la barrera y sé que Cristo es mi salvador y mi esperanza. Y lo será para todos los que se vuelvan a Él.

     

    En tus libros dedicas espacio para desenmascarar corrientes profanas dentro de la iglesia contemporánea. ¿Por qué lo haces? ¿Qué impacto puede tener esto en tus lectores?

    Cristo denunció a los legalistas porque imponían pesadas cargas a Sus seguidores, cargas que ellos mismos no podían llevar. Jesús vino a ofrecernos Su yugo, que es fácil de llevar, y Su carga, que es ligera, porque Él camina con nosotros. En tiempos actuales hay muchos falsos maestros, falsos pastores y falsos profetas. Son codiciosos y manipuladores. Comercian con la fe. Con su actitud y enseñanza no solo manchan a los buenos ministros, sino el nombre mismo de Jesús. Son una vergüenza para el evangelio y deben ser denunciadas sus enseñanzas y sus prácticas. Tenemos el falso evangelio de la prosperidad y el movimiento de la súper fe, tenemos a los falsos profetas que parecen adivinos modernos, tenemos a los falsos maestros que enseñan confesión positiva y psico herejías seculares. No suelo mencionar nombres, porque espero que algunos vengan al arrepentimiento y a la fe genuina. Pero sus enseñanzas sí deben ser expuestas y rebatidas. Y si un verdadero creyente que esté siguiendo a esos comerciantes de la fe lee mis libros, espero que realmente pueda despertar.

     

    De los cuatro ensayos cristianos que has publicado, ¿consideras alguno más relevante que los otros, o piensas que los lectores deben leerlos en un orden determinado?

    Deberían ser leídos en orden. La verdadera batalla del creyente, es un libro de discipulado para nuevos creyentes. La gloria de la cruz, La gloria de la resurrección y ¡Llenos del Espíritu! son para creyentes maduros, pastores y líderes, sin duda.

     

    Garrido junto a dos hermanos escritores, a quienes él ayudó a llegar a los pies de Cristo: Guillermo Vidal y Amir Valle.

    Garrido junto a dos hermanos escritores, a quienes él ayudó a llegar a los pies de Cristo: Guillermo Vidal y Amir Valle.

    Estoy seguro que tu tintero no se ha secado y que vendrán otros ensayos sobre temas bíblicos y de la fe, ¿ya tienes en mente otro? ¿Cuál es el tema?

    Hay una expresión en la Biblia que me impacta: “en Cristo”. Tal vez escriba sobre todo lo que somos, lo que recibimos y lo que seremos en Él. También me gustaría escribir un ensayo sobre las doctrinas y las evidencias de la gracia en un verdadero discípulo. Y un día escribiré una novela sobre Casiodoro de Reina, si Dios me lo permite. Tenemos a nuestra disposición tantas traducciones en formatos físicos y electrónicos, que se nos olvida cuánto les costó a otros creyentes poner este tesoro en nuestras manos. Casiodoro es uno de mis héroes de la fe en este sentido. Fue perseguido por la Inquisición por traducir las Escrituras, con una sentencia de muerte sobre sus espaldas. Quemaron parte de su proyecto. No fue complaciente con el protestantismo que conoció en Ginebra. Fue fiel al Señor y a Su llamado.

     

    Hasta ahora tus ensayos han sido publicados solamente por Ilíada Ediciones, ¿es una decisión personal o no has tenido oportunidad en otras editoriales? ¿Qué piensas sobre el mundo editorial cristiano?

    Ilíada me abrió sus puertas generosamente y me garantiza una lectura respetuosa; una edición seria, esmerada; y un resultado hermoso: el libro impreso. Le estoy infinitamente agradecido a Amir Valle, su director y editor de mis libros: es uno de los mejores seres humanos que he conocido (y lo conozco desde hace mucho tiempo) y uno de mis amigos más entrañables. Por otro lado, el mercado editorial cristiano tiene de todo, como se puede esperar. Pero agradezco especialmente el esfuerzo que hacen en traducir al español textos valiosísimos, especialmente de los puritanos y de los teólogos reformados, y las Biblias de Estudio, Diccionarios y Concordancias, que son herramientas poderosas para la preparación de los creyentes. Cuando yo me convertí, era difícil ver hermanos con estos recursos en una congregación.

     

    ¿Tienes algún mensaje urgente que transmitirle a la iglesia en este momento?

    Sé fiel.

     

    ¿Tienes un mensaje para los no cristianos?

    Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tú y tu casa, le dijo Pablo al carcelero de Filipos. Una eternidad nos espera a todos y será radicalmente distinto vivirla con Cristo o sin Él. Mi mensaje es: ¡escojan la vida!

  2. Un ensayo sobre «Travesía», de Froilán Escobar


    Más allá de la imaginación y sus búsquedas: A propósito de la novela Travesía, de Froilán Escobar

     

    Mariam Vanessa Porras Sánchez

     

    1.- Incipit

    La novela de Froilán comienza con un simple cuestionamiento en una simple rutina que permite el desarrollo completo de esta historia, la pregunta que surgió fue “¿Soñar es despertar?”. El autor realmente no sabe cómo contestarse esta pregunta ni de dónde la sacó, ya que como se había mencionado antes, se encontraba haciendo su día a día, pero en ese periodo pudo apreciar ciertas situaciones que conectan al mundo real con el mundo de los sueños. Al relacionar estos dos mundos, se va adentrando a su pasado, a la historia de él, la cual permite que este ahí presente y pueda reflexionar sobre todo esto. Primeramente, nos narra una historia donde encontramos a los judíos en posición de esclavos remando en el mar ante una cultura romana dominante y ambiciosa de completar su viaje también batallas sin importar que riesgos hay que tomar. Vuelve a retomar su concentración, pero por esto mismo le surgen muchas dudas de narraciones del pasado que lo inquietan y justo se encuentra con un personaje. En este exacto momento el autor reconoce que no es de la realidad, su mente está tratando de crear en estos extraños sueños, alguna memoria quiere hablar o mostrarle algo. Hay que tener en claro que estas son las dos historias que surgen, la de los judíos esclavizados en mundo donde predomina la mitología y batallas, por otro lado, se relaciona en uno donde aún no se tiene claro su mensaje, pero se supone que es la normalidad del profesor.

    Dentro de esta normalidad predomina el tener que censurar lo que es verdad, como se comenta en el texto el profesor tiene que brindar una clase de periodismo, para nadie es una mentira que es una carrera sumamente peligrosa y alterada por la misma corrupción debido a que no se puede expresar en muchos casos la verdad. El simple hecho de tener que decirles a sus estudiantes como es la realidad de esta vida, es muy difícil de explicar sin tener que desilusionar a sus estudiantes por tener que ser censurados gracias a la injusticia vivida en el país. No encuentra posible y sencillo el decir a los estudiantes los conceptos que necesitan utilizar y que son importantes de entender para hablar de crónicas, se necesita entender que es lo que se cuenta. Se muestran dos historias para demostrar como una realidad no es tan distinta de la otra, en ambos casos son judíos, pero en épocas distintas donde de igual forma les arrancan sus posibilidades de soñar gracias a su religión. No es diferente el estilo de vida de un judío en la época romana, donde lo esclavizan y obligan a avergonzarse por lo que es y el dios que alaba, cuando se pude observar el mismo caso de un profesor emigrante que sufre por su pérdida de identidad para no ser discriminado. Aquí por medio de una cita se demostrará la primera relación entre estas dos historias:

    Onías no corrió la misma suerte: lo sacaron del trono y, como siempre que sucede igual ocurre lo mismo con los que se oponen a los designios del poder, lo desaparecieron. (Escobar, 2022, p.17)

    Con este primer fragmento podemos hacer la relación que se tiene en varias historias con las mismas situaciones, ya se sabe que el profesor da cursos de periodismo, también conocemos que la función de esta carrera es brindar a los ciudadanos información veraz. Nunca nada ha sido tan peligroso como decir la verdad en tiempos oscuros, este suceso de censurar a las personas que están haciendo lo correcto no se ha hecho únicamente en tiempos antes de Cristo. Este suceso lastimosamente es una práctica dentro de la humanidad constante, aquí la verdadera relación que podemos hacer es como desde nuestros orígenes arrastramos costumbres tanto buenas como malas. Valer los derechos como sociedad no es un acción sencilla ni libre de peligro, ya sabemos que si no se hace lo que se dicte por autoridades simplemente desaparecemos como Onías. Otro punto que podemos observar en la historia de los judíos es la pérdida de identidad, en mi opinión yo lo veo como una acción de supervivencia, ya que el tener que ponerse un prepucio falso con tan de ocultar que es judío es por obvias razones . Ya encontramos a las personas judías en prácticas esclavistas por “razas superiores”, la necesidad de tener que ocultar sus raíces es por miedo a este trato o discriminación que inclusive en la actualidad siguen siendo presentes en menores escalas.

    La negación de la identidad es caer bajo como humano, se debe entender que si uno no recuerda de donde viene pues evidentemente evita generar su legado y consecuente de este uno se pierde. El autor menciona sobre el Cantar de los cantares, lectura que le realizaba su padre cuando era niño y bien que hace relación que usar dos palabras duplicadas es costumbre de la lengua hebrea, que es un antiguo pueblo semita. Desde esta práctica vemos como de generación a generación se pasan costumbres e identidad de los orígenes judíos que tiene el autor. Por otro lado, dentro de su alucinación o sueño encontramos la palabra “Sefarad”, cuyo significado es “allá lejos”, aunque el autor no se dé cuenta de su significado se puede interpretar de que él está volviéndose un extraño en su propia identidad, está perdiendo sus orígenes. De igual manera estas prácticas de restringir tu religión o cultura como castigo en la humanidad es muy frecuente, como se mencionó en que obligaron a los judíos a comer carne y prohibir el ritual de la circuncisión por atentar contra los templos de Jerusalén.

    No querías tener más pensamientos. Querías estar lúcido para la clase que ibas a impartir. Querías demostrarles a ellos que los humanos, desde los mitos de fundación para acá, lo que han hecho es contar historias, desdoblar la realidad de la historia. (Escobar, 2022, p.27)

    Otra situación que compromete lo vivido por el profesor es que después de esta frase cuenta como una profesora una metáfora para explicar lo que sucede cuando uno no está en su entorno. Agarra una bolsa de frijoles y tira un poco al piso, les pregunta a sus estudiantes si los que están en el piso son iguales a los de la bolsa, evidentemente son iguales y no tienen diferencia. Ambos frijoles vienen del mismo lugar, pero… la verdadera cuestión es que, si ambos son afectados por su entorno, es aquí donde se puede alterar su imagen y desdoblar la realidad de su historia como bien lo dice la frase. La atmosfera donde uno se desenvuelve afecta a nuestra historia, nuestro rostro y trae confusión. En la historia contraria se hace mención al principio donde todo comienza, este destino era el que se buscaba, lleno de peligros y riesgos. Después de esto tratan lo que significa ser emigrante, donde abandonas tu tierra y raíces por buscar mejores condiciones de vida, el lugar donde se llegue puede ser peligroso y no se tiene nada asegurado, pero no importa con tal de intentarlo. Sucede el caso en donde escapas de tu identidad para dejar de ser esclavo o para serlo, ya vimos desde cuando sucede esta práctica y no dejará de practicarse. Recapitulando la intención de esta parte del ensayo, podemos ver la relación entre las dos historias y el mensaje que quiere dar, dos historias en contexto judío donde la identidad está sumamente nublada y atacada por su ambiente. El tener en cuenta como las historias se transmiten de generación en generación, pero siempre serán alteradas por ciertas censuras predispuestas por las autoridades en el contexto social es la otra relación que intenta hacer el texto, así como la censura actual. Al final de esta primera parte se relaciona con simbolismos como lo es el comején, algo tan molesto y normal en nuestra rutina, puede significar el hacer huecos, como el hueco que realiza el profesor hacia sus recuerdos y su memoria. Siempre se trata de barrer el polvo que deja el comején, aquí nos preguntamos… ¿Estamos barriendo recuerdos?

    –***–

    2.-Explicit

    Estas narraciones lo que nos permiten observar son dos escenarios con simbolismos ilustres a la situación de los judíos en ambos contextos de espacio y tiempo. A la hora de narrar historias nos introduce de manera sincera a esta realidad de la cual no estamos acostumbrados a escuchar y en la mayoría de los casos creemos imposible. Iniciamos con la primera reflexión donde se compara la actividad del comején con escarbar los recuerdos, nosotros inmediatamente la acción que tomamos es barrer el polvo que se suelta provocado por hacer los agujeros. Es molesto saber que el comején nos acompaña siempre por toda la casa, inclusive en todo sitio, nunca se podrán fumigar y si se logra es por poco tiempo no de manera permanente. Con esto que acabo de mencionar el autor relaciona con los mismos recuerdos o pensamientos, que en este caso no puede dejarlos de lado. Piensa constantemente en que emigrar es igual a cambiar de historia y de identidad, en destruir su cultura y olvidarse de todo. Otro simbolismo es entrar al consultorio donde sabe que lo van a anestesiar y obviamente va a doler, es un espacio frio y solo, también es un espacio de vulnerabilidad. Es un sitio de interrogación y el autor como periodista se siente bastante extraño, te investigan por dentro y la mayoría de las veces no se quiere mostrar quien es uno por dentro. Creo que todas las personas tienen dobles personalidades que cambian dependiendo de la confianza que se tenga con la persona se muestra una u otra, pero hay algo más interno que definitivamente se prefiere no mostrárselo a nadie. En un punto del consultorio le mencionan que tiene comején, puntos oscuros que dañan sus dientes e infectan a su persona. No solo vemos al comején como un indagador de pensamientos, también como problemas en su identidad, problemas que no fueron tratados y están impidiendo su desarrollo tranquilo como humano. Son palabras que no se pudieron decir y quedaron atrapadas, todo esto causa dolor en su persona. Por otro lado, cuando se habla del final del mendo, nos narran del mismo judío esclavo Am Arba que a pesar de que estaba hundiéndose permanecía con una sonrisa.

    Aunque los esclavos estuvieran arriesgando sus vidas, mantenían su único Dios y su ritmo constante, vemos que tanto el bosque como el consultorio son lugares vulnerables, que dan incomodidad y miedo. Lugares donde te despojan de tus recuerdos, menciona que un enano con corbata roja te quita tu infancia, un recuerdo que duele, su vida como emigrante causa ese trauma desde tan temprana edad. En la misma escena habla de una un recuerdo de una niña descalza que era su vecina, donde de igual forma la extirparon de su cabeza, al profesor e urge correr para donde se encuentran sus estudiantes y necesita decirles que escriban algo donde no lo tengan que expulsar ni tenga la necesidad de huir. Aquí observamos el verdadero problema que se tiene como emigrante, la voz de una persona emigrante no tiene valor suficiente en una sociedad tan mala como esta, se tiene que andar con cuidado en las aguas de los medios. Tal vez él como persona estaba acostumbrado a huir por su seguridad, como se mencionó anteriormente la pérdida de identidad no es una elección es una imposición. Se tiene que comparar que en ambas historias ser judío es un peso, llevan una carga grande de represión por no poder expresar libremente que son realmente.

    El enano y la mujer de la gabacha blanca hunden el bisturí. Cortan. Tajan. No cesan en el movimiento de extraer cosas de tus adentros. Para dejarte sin nada tuyo, te recortan en pedacitos. Es su manera de continuar con el despojo. (Escobar, 2022, p.42)

    La difícil infancia del niño judío provocó traumas en su identidad, el tener una vida con menos oportunidades por el hecho de ser de una religión diferente es lo que no está bien. Muchos sabemos que el racismo existe, pero pocos se sientan a analizar por qué existe y como se puede catalizar su eliminación. Sueños e ilusiones imposibles por el simple hecho de tener una religión con trayectoria oscura. Hacen referencia al dios Hades cuando se acercan adonde el mundo se termina, un límite entre lo que está vivo y muerto, un lugar donde el miedo predomina más que la curiosidad. Am Arba con sus recientes alucinaciones sobre su alabada estaba plácidamente cegado por ella y su cuerpo. En este justo momento se puede hacer la relación de estos dos simbolismos en el sentido de que ambos judíos estaban en el abismo, en diferente sentido, el profesor estaba a punto de olvidar de donde viene y Am estaba a punto de morir de manera obligada. Ambos estaban atados por una sociedad con estigmas, sus raíces dolían y son oscuras. Arba estaba ubicado en un tiempo donde no tiene ningún tipo de derecho y es tratado como un objeto, lo único que mantenía la luz en su vida era esa imagen de esa mujer perfecta para él. Hace ardua descripción de los pechos de esta amante, su placer y regocijo al tocarlas y sentirlas, podemos apreciar que es un lugar que más que algo sexual es un lugar de tranquilidad y deseo.

    Agarra bien al gordo. No quiero que se me caiga y se riegue toda esa palabrería que nadie entiende. Pero que se pega. Estos emigrantes están llenos de mierda por dentro. Usa los guantes. Hay que tener cuidado. Te contagian cuando haces esta tarea de profilaxis. (Escobar, 2022, p.57)

    El papel que realiza la mujer con la gabacha blanca es prácticamente igual al que maltrata y esclaviza al judío en la época romana, lastimosamente muchas personas tienen esa mentalidad egoísta y poco tolerante a los emigrantes que renuncian al lugar de donde son. En las dos historias los personajes están aferrados a sus entrañas, a sus orígenes, pero no lo demasiado para evitar que les impongan otra cultura por encajar en una sociedad racista y xenofóbica. Con forme nos narra ambas historias, ya sabemos que se nos ilustra una dentista arrancando recuerdos, especialmente de la niñez. Todo esto sucede por situaciones traumantes por su condición de migrante, un ejemplo de esto es cuando su padre no pudo comprarle el uniforme y por esto él no pudo ir a la escuela ya que era obligatorio. El ser humillado por tu religión y no tener opción más que verse como un simple emigrante que estorba al país, es lo que causa tantos malos recuerdos dentro de él. Ver como su trayecto en la historia no mejora es lo que lo lastima y denigra, muchas personas ignorantes ven al emigrante como alguien que no tiene el derecho a vivir una vida digna. Realmente la condición del emigrante no es una elección, es mera supervivencia ante fenómenos que nadie está acostumbrado a vivir, muchas veces se debe de dejar de ver desde el privilegio que uno tiene y ponerse en la situación de los demás. Reprimir palabras y emociones, así como impedir un sueño para las personas judías es lo que provoca que su memoria borre estas situaciones, al cruzar una frontera te estas despidiendo de todo lo que conocías, te estas despidiendo de tu hogar, no es una sencilla decisión. Lo que causa todo este sufrimiento son pocas personas bajo el poder de muchas personas las cuales no le dan importancia a la palabra “humanismo”. Pintan una nación unida y que acepta a cualquiera, pero a la hora de la hora se les olvida que se tienen derechos fundamentales para todos, en este caso es para algunos. La tortura no solo es física, nos pintan dos escenarios donde uno es más explícito y el otro hay que analizar de manera más profunda, pero es muy fácil de entender que en ambos casos se está torturando por algo que uno no elige ser.

    –***–

    3.- Perficit

    Siento que se introduce de esta forma la llegada de Colón a América por el gran daño que hizo a las poblaciones indígenas y al no tratarlas con el debido respeto, las despojaron de su cultura e identidad. Al ser obligados a olvidar lo que somos, podemos estar identificados con lo que pasó con el pueblo judío. No se puede dar una charla de cultura, donde es una cultura destruida y dañada por externos intocables ante el mundo solo porque son potencia mundial, pero efectivamente lo son por la explotación y violencia que causaron en América. El profesor tenía que dar una conferencia en Zurich donde en el aeropuerto le solicitaron visa, ya que debía hacer escala en Miami, con el simple hecho de decidir quién tiene visa y quién no es un tipo de discriminación. Acaso por ser el conquistador de tierras que no les pertenecen tienen el derecho de ser aceptados en cualquier parte del mundo, mientras que un emigrante debe de sufrir el poder entrar a un país por sus alternativas. Nunca debe de ser aceptado una persona que ante el mundo se cree superior por conquistar imponiendo y borrando la identidad de nuestras raíces. Todavía hoy en día se elogian personas o íconos del poder como lo es la Reina Isabel del Reino Unido, de la cuál no hablan sobre su parasitismo de ella y su familia real hacia el trabajo que realizan personas de clase media. Obviamente dejando de lado las colonias conquistadas y explotadas bajo su poder, sin embargo, solo por ser de “raza superior” es bienvenida dentro de nuestra sociedad.

    Con respecto al judío, después de llegar al mundo de los muertos, realmente los judíos por su diferencia de creencias no entendían que era lo que pasaba, pero presentían que pasaba algo. Cuando volaron los cuervos sobre sus cabezas confirmaron un mal presagio y en ese momento supieron que no iban a ser los mismos si cruzaban esas barreras entre la vida y la muerte. Aunque le imploró a su Dios un milagro para salir de ese lugar el cual fue obligado a ir, pero esto no sucedió. Tuvo que cruzar el Rio del Olvido, lo que significaba que borraba su memoria y no recordará que es un judío esclavo, sin embargo, esto no sucedió así. Para ellos fue el final, pero para el judío fue un principio, ante varios escenarios de esta batalla de Junio. Se puede decir que el final del judío fue la liberación, sorprendentemente ya que los esclavos que sobrevieron a esta travesía fueron nuevamente vendidos cual mercancía. No sabía que hacer porque nunca había sentido la libertad y poder tomar decisiones de su camino, siempre se ha sido obligado por los demás. Un emigrante realmente no tuvo la oportunidad de tomar sus propias decisiones y sentirse en casa, nunca han podido dimensionar sus sueños y metas puesto que la vida es más complicada para ellos.

    Miró adelante, hacia donde empezaba ahora su travesía. Miró atrás, hacia donde todavía los legionarios reían al ver su consternación. Y echó a andar. Despacio al principio. Como si tocara la tierra por primera vez. O como si dudara, como si todavía no supiera dónde estaba poniendo el pie. (Escobar, 2022, p.95)

    En varios sentidos podemos ver como las historias se conectan, la primera conexión es en la relación que tiene el periodista al emigrar y dejar toda su historia, prácticamente exiliarse de su cultura y aceptar fuera de su voluntad otra. En este mismo sentido observamos el caso de Am Arba que al cruzar al mundo de los muertos no sabe realmente a que es lo que se enfrenta, pero definitivamente sabe que no volverá a ser el mismo y se perderá su alma. Tanto el autor como el judío tienen un trauma que les impide ser libres gracias a sus recuerdos como esclavos, no pueden vivir una vida normal. En ambos casos están esclavizados a dejar todo atrás y empezar desde cero negando su marca de judío, ambos torturados y traumados por su religión. El tener que abandonar el lugar donde se pertenece es lo que causa que uno no se sienta cómodo y por más que se busque en otros lugares simplemente usted “no se halla ahí”. Simplemente no existe un lugar donde él como judío se sienta identificado, debido a la necesidad de ocultar su identidad y religión, la triste realidad es que sus recuerdos no son lo suficientemente buenos para recordar esto con alegría y menos con querer volver a vivirlo. Se empieza a ver la conexión con la mujer esclava judía de la antigua roma, la cual llevaba esta marca, por tener el pelo rapado, castigo que se le hacían a las esclavas. Al sentirse tan bien deseando y tocando esta mujer meramente lo relaciono con haber encontrado a esa identidad que tanto buscó.

    Llegar aquí fue llegar al extremo. O al comienzo. Nunca se sabe. Para ti, lo que estaba claro, es que no había regreso. Ni de un lado. Ni del otro. Al bajarte en el aeropuerto, podías sentir el hueco. Un vacío largo y ancho dentro, en que no cabía la maleta. (Escobar, 2022, p.76)

    Evidentemente esta novela no nos muestra una historia o simple cuento, nos muestra una realidad vivida por los emigrantes no simplemente judíos, cualquier tipo de persona que debe de buscar mejores condiciones de vida e incluso huir de la muerte. Pero realmente al emigrar te llevas tu origen contigo, ya pudimos apreciar como el entorno prohíbe que una persona puede expresarte libremente de quién eres. Pienso que como sociedad estamos haciendo todo mal, no puedo creer que una historia antes de Cristo y una realidad del 2022 se asemejen tanto en términos de discriminación. Como humanos predomina el odio hacia lo que es extraño y por eso mismo es que no se logra avanzar por el mismo egoísmo y poca empatía. Realmente es triste pensar que los emigrantes se deben de ver obligados a cambiar su identidad y no poder establecerse en otro lugar simplemente por no ser bien recibidos. Tener que callar las verdades es el verdadero cáncer de nuestra sociedad, si en Latinoamérica ser periodista es una de las carreras más peligrosas puesto que te pueden matar por decir una verdad, realmente es un trabajo muy fuerte por buscar una verdadera libertad de expresión. Imaginar un ambiente en donde toda crítica sea aceptada y las condiciones de vida sean iguales para todos es por lo que se debe de seguir luchando y divulgando como lo realizó Froilán en esta lectura. Todos cargamos con un peso o marca de nuestro pasado, el día que perdamos nuestra identidad es el día donde nuestra sociedad pierde todo su valor. Esa marca que nos dice de dónde venimos y quiénes somos es algo de lo cual debemos lucir con orgullo, es esfuerzo de nuestros antepasados y un legado generacional que se tiene que seguir inculcando. La lección de permitir las mismas posibilidades a todos, que para todos sea posible soñar y gritar libremente nuestra historia es una lucha constante que ojalá en algún momento se pueda lograr cumplir.

     

    Bibliografía

    Escobar, F. (2022). Travesía. Iliada Ediciones.

  3. El reconocido escritor dominicano José Alcántara Almánzar elogia Todas las hambres, cuentos de Alberto Garrido


    En el título del libro de Alberto Garrido, Todas las hambres, encontramos las claves del libro. El narrador sumerge al lector en un mundo alucinante donde el hambre se proyecta en múltiples direcciones con una diversidad asombrosa y sobrecogedora. Hambre de comida, hambre de sexo, que son las más elementales e imperiosas, en «una ciudad sin árboles, sin papel y sin comida» («La cal»). Pero también, hambre de libertad en todos los sentidos: de acción, de pensamiento y de palabras, términos que encierran las complejidades del ser y la conciencia de gente que ha quedado varada en una isla que flota en un mar impredecible.

    Los cuentos de Garrido reunidos en este volumen han sido escritos en una prosa desnuda de veterano narrador que no hace concesiones al argumento fácil ni a esquemas narrativos preestablecidos. Son ficciones lacerantes por su carga de sinceridad, enraizadas en vivencias personales de escasez («Gritos y susurros»), soledad y desamparo de un creador literario que padece en carne propia las consecuencias de la mordaza ideológica y política; de temor ante la opresión y deseos de escapar de un ámbito cerrado y sin futuro: Tav ת.

    El agresivo erotismo («Los dientes») y la sensualidad a flor de piel ‒rasgos de anteriores novelas del autor que aquí se repiten con insistencia dolorosa‒, recorren estos cuentos que son, más que vías de escape a una desesperada situación de encierro, brutales mecanismos de sobrevivencia de hombres y mujeres que no se dejan aniquilar por las ominosas circunstancias que enfrentan cada día, mientras sus cuerpos palpitan y les hacen sentir que aún viven a través del placer y la esperanza.

    Garrido es un narrador culto y su libro lo muestra con creces mediante intertextualidades siempre oportunas y reveladoras, incisivas, irónicas, absurdas a ratos, que muestran los vasos comunicantes que lo conectan con otras voces, otras fabulaciones. Salvo dos digresiones de gran fuerza dramática («La noche americana» y «El héroe»), sus cuentos se abren paso a puñetazo limpio, desbrozando un sendero de ingratos recuerdos hasta desembocar en una espiritualidad de serena estirpe cristiana.

     

    José Alcántara Almánzar
    15/11/2022


    José Alcántara Almánzar (Santo Domingo, República Dominicana, 1946). Sociólogo, narrador, profesor y uno de los principales críticos de la literatura dominicana. Es uno de los escritores dominicanos más reconocidos a nivel internacional. Ha sido profesor en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) y en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC).

  4. Youre Merino… uno de los poetas jóvenes significativos y memorables en Cuba hoy


     

    Las pequeñas violencias (Anti-Ontología)
    Youre Merino – Poesía
    Ilíada Ediciones, 2022

    ***

    Las Pequeñas Violencias (Anti-Ontología), libro vital, trasgresor, individual, impar, irreverente, provocador.

    No hay límites de vida, la literatura hace que escape a modas, hordas poéticas y literarias. Su terreno fue conquistado, es unipersonal, nadie invade, y si logras entrar al terreno vedado de estos versos y hacer coro, no te salvas de salir iluminado o permanecer en él.

    Hay un culto, altar dispuesto, indispensable al intruso que descubre su propio sol. Se atreve a decir la palabra precisa, esa que nos conmina a seguir por la línea que solo el poeta hila con sus ojos, su sangre, y se torna vocero de otras voces, otros mitos, otras muertes que nos trascienden, nos iluminan o nos matan.

    Desde Banes, Youre Merino llega con esta voz contundente que se distancia del resto del pelotón como rara avis. Propuesta única para el lector foráneo, la poesía cubana nos provoca lejos de la realidad.

    En una mesa de dominó pudieran ser sus parejas o sus contrarios, Pablo de Cuba, Zulema Gutiérrez, Ana Rosa Díaz, María Elena Cruz, Carlos Pintado, Junior Fernández, Javier L. Mora, Damaris Calderón, Legna Rodríguez, Jamila Medina, Orlando Luis, Félix Anecio, José Kozer, por solo citar a unos pocos conocidos, yuntas o adversarios para una disputa muy cubana.

    Estamos en presencia de un poeta rarísimo por singular, remueve los cimientos de un territorio que lo amordaza, con irrespetuosa armonía carga su arma sin anunciarse en el baile, ágil, dispara su ráfaga a quemarropa.

    Una revelación dentro del panorama de la poesía escrita en Cuba y en el área latinoamericana. Su mundo interior no es nada complaciente, su música es auténtica, dura, ríspida, sin artificios, no se detiene ante los conceptos que hilvana. Sin dejar de sugerir con valentía, nos golpea con fuerza y de frente.

    En mi opinión, Youre es hoy uno de los poetas jóvenes significativos y memorables que se abre al universo dentro de las voces imprescindibles en la Isla.

    ‛Ni quema ni da luz como cuerpo lectivo. Tener el sol que puedo perder por el an-dén de los segre-gados, incluso quitarle (ne me quitte pas) la vida con mi propia mano rasante o hacer un paripé: el sol o la línea del sol, avanza por debajo / de la escritura.

    Pura chispa. Propuesta de nulo procedimiento.

    Algunas emanaciones –nociones– rebotes, se pueden des-prender de este cri-SOL (¿?). Los límites del Sol

    son muchas cosas y ninguna.

    Agua de zafiro que perpetúa su fase icónica.

     

    Rafael Vilches Proenza
    Las Tunas, 5 de agosto de 2022

  5. Escribo para comunicar, para encontrarme en los demás


    Lidia Señarís Cejas – Foto: Antonio Garci.

    Lidia Señarís Cejas es periodista, editora, diseñadora gráfica editorial y consultora en comunicación, oficios que ha ejercido en Cuba, México, Estados Unidos, Chile y en España, donde fundó y dirige la agencia LScomunicación, con sede en Madrid.  Ha publicado en España en las dos últimas décadas numerosos libros sobre el universo de la Comunicación, los Derechos Humanos y la deslegitimación social del terrorismo. Es además editora jefa de las revistas españolas Andalupaz (desde 2007) y Construyendo Sociedad (desde 2016). Colabora con diversas colecciones de no ficción de la prestigiosa editorial Anaya, como correctora de estilo y traductora. En 2001 ganó el Premio Internacional de Poesía Julio Tovar, por su cuaderno Sin isla, publicado en Santa Cruz de Tenerife en 2002. En una calle sin mar es su segundo libro de poesía y a raiz de la reciente publicación de este poemario conversamos con ella.

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    Si tuviera que explicar a un potencial lector qué va a encontrar en su poemario En una calle sin mar, ¿qué le diría?

    Que encontrará el regocijo de vivir, la alegría y también el dolor, pues son dos caras inseparables de este oficio de respirar; incluso algo de ironía y un leve sentido del humor, momentos de reflexión, y muchas historias de ida y vuelta, de esas metáforas andantes que somos, sin excepción alguna, todos los seres humanos. Y quizás hallará justamente lo que busque, lo que lleve dentro, pues ahí radica precisamente la belleza polisémica de la poesía.

    En un sentido más concreto, encontrará 45 poemas de verso libre estructurados en tres cuadernos, encabezados siempre por un soneto que no solo titula, sino también marca la pauta y el tono de cada uno. El primero, «Donde La Habana no está» es un fresco sobre Cuba, pero también sobre el destino de algunas utopías, un destilado, por decirlo así, de vivencias y caminos. Los otros dos cuadernillos son mucho más universales: «Sinalefas te doy», dedicado plenamente al sentimiento del amor en muchas de sus facetas, y «Dos calles más allá», una suerte de crisol de escenas (desde un amanecer en el Mediterráneo hasta una tarde en pueblo dormido en la montaña andaluza o una mirada a la Asturias de mis raíces), en fin, miradas diversas sobre la travesía vital que vamos armando con cada uno de nuestros pasos.

    –***–

    Escribir poesía en una isla de inmensos y muy singulares poetas como Cuba, ¿hasta qué punto es un desafío?

    Es un desafío enorme, prácticamente una falta de respeto, o al menos, un grandísimo atrevimiento. No solo en poesía, también en novela, en testimonio, ensayo, dramaturgia, en todos los géneros literarios (y en el arte en general), esa pequeña isla ha dado —y sigue dando— talentos inconmensurables. De hecho, si me pusiera a mencionar grandes poetas, pasados y actuales, apenas tendría para cuándo acabar. Por suerte, en mi caso, no escribo para competir, ni siquiera para dejar una mínima huella. Escribo para comunicar, para encontrarme en los demás, para hallar respuestas o por lo menos nuevas preguntas, y a veces simplemente porque no puedo evitarlo. Es mi forma de lidiar con la realidad, que en ocasiones nos juega malas e inesperadas pasadas.

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    Alguien que no suele conceder elogios, y menos cuando de poesía se trata, como el poeta Manuel Vázquez Portal, decidió escribir unas palabras introductorias (por cierto, muy elogiosas) sobre En una calle sin mar. ¿Qué vínculos ha tenido Lidia Señarís con el universo de la creación literaria, más allá de la amistad que Usted no esconde con importantes nombres de las letras cubanas de su generación?

    Manuel Vázquez Portal – Foto: Ulises Regueiro.

    ¿Y por qué iba a esconder esa amistad? Al contrario, la amistad es siempre motivo de transparencia, afecto y orgullo y únicamente se logra cuando somos capaces de apearnos de nuestros egos particulares, reírnos de nosotros mismos y aprender a querer y admirar, de verdad, a los demás. Por ejemplo, este libro se ha publicado de la mano de dos grandes amigos, mi admirado poeta Manuel Vázquez Portal, alguien con quien —a mis 19 años y sus 34— intercambiaba versos en los posavasos del salón de té de la Unión de Periodistas, en el vedado habanero. Él dice ahora que eran malos versos. Los míos, tal vez. Pero los de él eran excelentes. En todos estos años no he leído un solo verso «malo» de Vázquez Portal. Y sé que él jamás prologaría un libro en el que no creyera. Por su parte, el director de Ilíada Ediciones, Amir Valle, además de un escritor admirable, es como un hermano, desde que fuéramos compañeros de estudios y flaquencias quijotescas en la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Habana.

    Hoy día, al menos en España, no hace falta tener un solo amigo para publicar ni siquiera el libro más infame. Hasta editoriales de renombre han creado sellos específicos para la llamada «autoedición». Por una relativamente módica suma, al alcance de cualquier profesional, cualquiera publica un libro, incluso con el respaldo comercial y de distribución de editoriales grandes. Publicar en Ilíada, sin embargo, es otra cosa. Es, ante todo, un honor, porque la editorial está haciendo un trabajo concienzudo de puesta en valor de la obra de escritores residentes en Cuba, con menos opciones editoriales, a la vez que traza, paso a paso, una geografía literaria de toda Hispanoamérica y de esa hermosa lengua que compartimos. Constituye también un privilegio porque la honestidad intelectual y humana de Amir Valle le impide publicar algo que no considere literariamente válido.

    En cuanto a mis vínculos con la creación literaria, ahí están mis libros sobre derechos humanos, deslegitimación del terrorismo, el universo de la comunicación, historias sobre ciencia y tecnología y otros muchos publicados en España en los últimos 20 años. Todos ellos se pueden ubicar dentro del género del llamado periodismo literario y algunos más cerca de los ensayos históricos. También las dos revistas que edito, Andalupaz y Construyendo Sociedad, de temas no precisamente literarios, sino sociales y académicos, demandan un esfuerzo importante en materia de edición. Y mi colaboración, muy intensa en los últimos años, como correctora de estilo y traductora para la prestigiosa editorial Anaya. En materia de poesía, he ganado, con el cuaderno Sin Isla, el Premio Internacional Julio Tovar, que se organiza en España y que en otras dos ocasiones (con años de diferencia) premió a otros dos poetas cubanos que admiro, como José Kozer y Ramón Fernández Larrea.

    –***–

    Hace unos años, el escritor Amir Valle dijo “pertenezco a una generación de vidas partidas”, refiriéndose a escritores o periodistas que, cumplida la veintena o la treintena se vieron forzados al exilio y al reto de rehacerse en la diáspora. Esto es algo que se siente en muchos poemas de este libro. ¿Cómo fue esa vida partida en su caso?

    Foto: Antonio Garci.

    Es muy difícil resumir el periplo vital propio. Creo que donde único lo logro es en mi poesía. Soy periodista, oficio que he ejercido desde los 21 años. Me eduqué en la utopía, creí en ella, me entregué a ella. Eso también está en mis versos. Pero ya desde la universidad empecé a chocar con la tozuda realidad, muy diferente a los discursos. Y comencé a darme cuenta de que, parafraseando aquel título de Milan Kundera, «la vida estaba en otra parte». A pesar de ello, en esos años tuve oportunidades de empezar de cero en otro sitio que no aproveché: un curso que impartí, por invitación de los anfitriones, en un periódico del norte de México en 1994; un intercambio académico en la Universidad de Carolina del Norte, Estados Unidos, en 1995, tras ser elegida por un panel de académicos norteamericanos. Por un lado, conservaba un cierto sentido de pertenencia, una cada vez más pálida ilusión de poder cambiar las cosas desde adentro. Por el otro, había lealtades personales que me ataban a la isla, a mi compañero de entonces. Y decidí honrarlas, a costa de renuncias varias. Pero las renuncias profundas son un muy mal síntoma para cualquier relación amorosa, sobre todo si no se tienen proyectos vitales comunes. Eso lo sé hoy.

    A finales de 1996 fui enviada a Santiago de Chile, como la corresponsal en ese momento más joven de Prensa Latina, donde había trabajado en la redacción de Ciencia y Tecnología. Allí viví experiencias definitivas que me terminaron de abrir los ojos de par en par, relacionadas con la doble moral de los diplomáticos y funcionarios cubanos y con hechos demasiado complejos de contar en pocas líneas. En fin, a mediados de 1999 solicité regresar a La Habana, ya convencida de buscar una salida profesional y humana lejos de Cuba. Pero quería hacerlo bien. Por eso regresé. No quería optar por la salida más fácil, que era «quedarme» en Chile con el apoyo de buenas amigas y colegas, pues eso podría usarse como excusa para no enviar al extranjero a ningún otro periodista joven de PL. Y también quería terminar mi relación de pareja de frente y por derecho. Y luego, irme en paz, a donde pudiera. Tenía la obsesión de hacer las cosas bien. Una tontería, pues la gente siempre va a hablar y a juzgar lo que no conoce, hagas lo que hagas.

    El epílogo: iba a irme a trabajar a un periódico de México, y en eso se cruzó en mi camino la posibilidad de una maestría en España, la tierra de mis abuelos, donde tenía familia y amigos. Y justo en medio de ese proceso, conocí a mi compañero madrileño de los últimos 21 años. Tuvimos que enfrentar prejuicios ajenos de todo tipo, ni siquiera mi madre me apoyó, pues ella no quería tenerme lejos. No ha sido un camino de rosas, fundé mi propia pequeña agencia de comunicación y productos editoriales, cursé ni sé ya cuántos másteres y talleres de todo tipo, no he dejado de trabajar duro ni un solo día en España. Pero me he encontrado a mí misma, me he demostrado mi propia fuerza y, de paso, he encontrado un amor capaz de inspirar poemas.

    –***–

    Hay una isla fantasmal que gravita en casi todos los poemas de este libro. Una Cuba propia que Usted defiende con una tozudez sentimental entrañable. ¿Qué Cuba quiere compartir con el lector aquí, En una calle sin mar?

    Una Cuba que amamos, estemos donde estemos, incluso aunque sea un acto enloquecedor vivir con un pie puesto en un país y otro en otro. Una Cuba inclusiva, diversa, plural, próspera, capaz de ilusionar y retener a sus jóvenes en vez de empujarlos al mar; una Cuba soberana, por cierto, personalmente no apoyo ningún tipo de proyecto injerencista de potencia extranjera alguna. Una Cuba donde la libertad personal no se sacrifique en aras de una supuesta justicia social que cada vez más brilla por su ausencia. Una Cuba realmente martiana, «con todos y para el bien de todos». Capaz de sacudirse algunas estructuras prácticamente feudales y otras de capitalismo monopolista de Estado (no hablo de socialismo, porque —en mi opinión personal— si algo no hay en Cuba actualmente es socialismo y mucho menos el más mínimo atisbo de socialdemocracia); un país capaz de adaptarse a las realidades del siglo XXI para encontrar su camino propio, con el concurso de ideas y proyectos de todos los colores. Una Cuba en que manifestarse pacíficamente en la calle no sea un crimen, penado con juicios absolutamente desprovistos de toda garantía legal. Una Cuba donde la dignidad no tenga que competir con la posibilidad de poner un plato de comida en la mesa.

    –***–

    Pregunta gastada, pero siempre agradecida por los lectores. Se habla de una Lidia Señarís que se maneja como una maga entre varios proyectos a la vez, como periodista, como editora, como ciudadana preocupada cívicamente por la compleja sociedad en la que hoy se vive, en su caso, en España, sin perder la mirada a esa isla suya al otro lado del Atlántico. Pero… ¿qué sigue a En una calle sin mar?

    Por lo pronto, junto con amigos actores y músicos españoles, prepararemos un espectáculo con los versos de En una calle sin mar y otros poemas míos; es un proyecto que me ilusiona mucho, porque siempre he amado el teatro. Tengo un libro repleto de sonetos clásicos en algún mueble de casa, que de vez en cuando engordo un poquito con catorce endecasílabos más, sin atreverme a desempolvarlo del todo. También una novela cien veces iniciada… Pero, seguramente, vendrá mucho periodismo. Posiblemente un podcast de poesía y otro relacionado con los testimonios de víctimas de muchos tipos de terrorismo. También diversos proyectos editoriales, trabajando calladamente, en la sombra, para apoyar a otros en el afán de que sus letras vean el sol. Y mucho amor, mesas compartidas, la mayor solidaridad posible con todo ser que se me cruce en el camino, y la permanente celebración del simple hecho de estar vivos.

     

  6. Creo en el poder de la Literatura con mayúsculas, como alimentador del patrimonio cultural


    Después del Maleconazo y la consecuente crisis de los balseros del verano de 1994, el Estrecho de la Florida comenzó a ser patrullado por guardacostas norteamericanos, para deportar a los cubanos interceptados antes de tocar tierra. Una década más tarde, entre los mares del suroccidente de la isla y el noreste de la península de Yucatán fue cobrando auge una nueva ruta, a medida que el gobierno cubano hizo la vista gorda con tal de fomentar la que luego del colapso venezolano se convertiría en su primera industria: las remesas familiares.

    Algunos mexicanos de la región propietarios de embarcaciones, que olieron dinero fresco, no tardaron en acoplarse en pequeños cárteles. Rescataban a los cubanos en alta mar, los ponían fuera del alcance de las autoridades locales, y de inmediato contactaban a los familiares en USA para extorsionarles $5000 dólares e incluso más: por el rescate, y por el traslado a la frontera norte, sin mayores contratiempos. Esto dio un vuelco el 12 de enero de 2017, cuando Obama eliminó por decreto la Ley de ajuste cubano. Continuar leyendo «Creo en el poder de la Literatura con mayúsculas, como alimentador del patrimonio cultural»

  7. Finalistas del I PREMIO ILÍADA DE PERIODISMO

    El jurado de preselección del I PREMIO ILÍADA DE PERIODISMO, luego de valorar las 14 obras presentadas a concurso, de las cuales fueron eliminadas 3 por no cumplir con los requisitos del certamen, ha decidido seleccionar como finalistas los siguientes libros, que detallamos aquí en orden alfabético:

    • Barrios barridos. La mágica solución de los albergues, con seudónimo Lázaro, el del barrio
    • Del templo al temple. Silencios y escándalos de la masonería cubana, con seudónimo Lucía
    • Habana Al-Muslimah. La comunidad musulmana en La Habana, con seudónimo Rodrigo Díaz de Querejeta
    • La última trinchera. Guerras en África y el síndrome de Viet Nam cubano, con seudónimo El hablador.
    • Leviatán, con seudónimo Dariel Marante

    Estas cinco obras finalistas serán evaluadas por un jurado integrado por dos periodistas latinoamericanos y por un miembro de Ilíada Ediciones, cuyos nombres serán dados a conocer públicamente en el momento de la decisión final. El veredicto se anunciará el 8 de septiembre de 2021, Día Internacional del Periodista.

  8. La violencia es parte esencial de la vida humana;


    Gisela Kozak Rovero, escritora. (MANUEL SARDA / EL NACIONAL)

    GISELA KOZAK ROVERO (Caracas, Venezuela, 1963) Escritora y profesora. Doctora en Letras. Por veinticinco años fue profesora de la Universidad Central de Venezuela. En ficción ha publicado los libros de cuentos Pecados de la capital y otras historias (2005); En rojo (2011); así como las novelas Latidos de Caracas (2006) y Todas las lunas (2011). Entre sus libros de ensayo destacan Rebelión en el Caribe Hispánico. Urbes e historias más allá del boom y la posmodernidad ( 1993), Literatura asediada: revoluciones políticas, culturales y sociales (2012) y Ni tan chéveres ni tan iguales. El “cheverismo” venezolano y otras formas del disimulo (2014). Actualmente reside en Ciudad de México. Continuar leyendo «La violencia es parte esencial de la vida humana;»

  9. Las líneas entre el bien y el mal se difuminan en la sociedad


    ÁLEX PADRÓN (La Habana, Cuba, 1973) Escritor, poeta y ensayista. Vinculado a la literatura fantástica en la década de los 90, publicó en la antología Reino Eterno (Letras Cubanas, 2000) y recibió el Gran Premio del Concurso Iberoamericano de Ciencia Ficción, Terror y Fantasía Terra Ignota 2004. Pero, sin dudas, es ya un nombre imprescindible de la actual novela negra cubana gracias a sus novelas Matadero (Atmósfera Literaria, 2018), Tres Lunas (Guantamanera, 2020) y La herencia de los patriarcas (Atmósfera Literaria, 2020). Continuar leyendo «Las líneas entre el bien y el mal se difuminan en la sociedad»

  10. Cualquier lugar del mundo puede ser ruinosamente igual de repetitivo


    RAY FAXAS (Camagüey, Cuba, 1975) Poeta y narrador cubano. Su primer libro, Apuntes desde el filo de la navaja (décimas), fue publicado en el 2001 por la editorial Sanlope. En el 2003 obtuvo el premio nacional de cuento “Manuel Cofiño» con el libro de relatos La carne de los insectos. Ese mismo año se alzó con el premio de poesía El Caimán Barbudo con el poemario Poemas del Viernes. Su tercer libro, Dorso de Figuras, fue publicado por la editorial Letras Cubanas en el año 2005. En el año 2008 ganó el premio Cirilo Villaverde con la novela La caverna y el premio de poesía Heredia con el poemario Las dulces bestias. En Cuba trabajó en la sección de prensa de la Editorial Digital CubaLiteraria del Instituto Cubano del Libro. Actualmente reside en Miami. Continuar leyendo «Cualquier lugar del mundo puede ser ruinosamente igual de repetitivo»