La violencia es parte esencial de la vida humana;


Gisela Kozak Rovero, escritora. (MANUEL SARDA / EL NACIONAL)

GISELA KOZAK ROVERO (Caracas, Venezuela, 1963) Escritora y profesora. Doctora en Letras. Por veinticinco años fue profesora de la Universidad Central de Venezuela. En ficción ha publicado los libros de cuentos Pecados de la capital y otras historias (2005); En rojo (2011); así como las novelas Latidos de Caracas (2006) y Todas las lunas (2011). Entre sus libros de ensayo destacan Rebelión en el Caribe Hispánico. Urbes e historias más allá del boom y la posmodernidad ( 1993), Literatura asediada: revoluciones políticas, culturales y sociales (2012) y Ni tan chéveres ni tan iguales. El “cheverismo” venezolano y otras formas del disimulo (2014). Actualmente reside en Ciudad de México.

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Si tuvieras que explicar a tus potenciales lectores qué van a encontrar en tu libro, ¿qué les dirías?

Los lectores encontrarán una visión entre irónica, humorística y amarga de las bajezas y bellezas de la vida urbana, de la existencia  entre cemento, asfalto y smog que olfateamos todos los días y se convierte en pasión personal para tantos y tantas escritores. Convivimos en  un hervidero de trayectorias vitales de las que poco nos damos cuenta si no es a través del cine, las series o la literatura. Mi libro es un llamado de atención en este sentido. 

 

Una de las cosas que más destacan en Casa de ciudad es su espíritu de universalidad. Es conocido que al armar un libro de relatos, los autores prefieren buscar una unidad, algún hilo que una esas historias. En tu caso, en este libro, no se puede hablar de “lo venezolano” como ese hilo… ¿Qué tenías en mente al reunir estos relatos en un libro?

Reuní en Casa de ciudad  aquellos relatos con los que me sentí plenamente conforme, más allá de arreglar algún detalle formal. Esta conformidad implica una relativa unidad de estilo que perdura más allá de los años, los cambios y las lecturas; esta voluntad estética subyacente efectivamente no se vincula con la representación de Venezuela aunque  algunos cuentos se desarrollan en mi país. 

 

También es muy curioso que en Casa de ciudad tanto las atmósferas como los personajes pertenecen a eso que algunos estudios llaman “los sin voz” o “los condenados a ser perdedores”, léase, esos que existen en los márgenes de cualquier sociedad actual.  Conociendo tu interés profesional por esos márgenes, por esas minorías, por esos “desclasados”, ¿hasta dónde la ficción es un instrumento de denuncia intelectual en estas historias?

No me propongo denunciar ni enseñar nada; solamente busco que el lenguaje hecho relato interpele las creencias, ideas y afectos de quien me lee. Si ocurre la sensibilización respecto a un sector excluido de cualquier forma me complace, pero no es mi meta.

 

Casa de ciudad, además, es un libro violento, sobre la violencia y la depauperación moral humana. Siguiendo esa “filiación” estética con la violencia y conociendo el país de donde vienes, puede alguien pensar que se trata de una predestinación, una maldición, ese mítico ouroboro que se muerde la cola … ¿existe salida o algún antídoto para que tus personajes se rebelen contra esa violencia de la que ellos parecen ser al mismo tiempo víctimas y victimarios? ¿Hay en esto algún anclaje en la realidad que conoces?

La violencia es parte esencial de la vida humana; podemos hacer un gigantesco esfuerzo por disminuirla, pero dudo que acabemos con ella.

 

“Madame Bovary soy yo”, dijo Flaubert y eso se ha impuesto como credo para muchos escritores: su obra los refleja, los representa. ¿Hasta qué punto está Gisela Kozak, la escritora, la investigadora, la activista social, en estas historias?

La escritura deviene de la lectura tanto como de la existencia personal. Todo lo que leo, pienso y vivo está en mi trabajo narrativo, pero la verdad es que se tratan de libros muy distintos entre sí. 

 

Pregunta gastada, pero siempre necesaria para los lectores. ¿En qué nuevo proyecto literario anda ahora mismo Gisela Kozak Rovero?   

 

Una recopilación de mis cuentos lésbicos, unas memorias sobre la revolución bolivariana  y la revisión a fondo de una novela. Soy lo suficientemente optimista para pensar que en diciembre de este año estarán listos.