Guardamar del Segura, 5 de septiembre, Biblioteca Pública. Ante un público que lo conoce y admira, el escritor cubano Antonio Álvarez Gil presentó su nuevo libro de cuentos: El pianista y la noche, publicado este 2019 por Iliada Ediciones en su colección Caribdis, de narrativa. Un verdadero suceso editorial que honra a Iliada Ediciones, pues se trata de uno de los más sólidos libros del género dentro de la ya amplia obra de este narrador considerado una de las voces esenciales de la actual narrativa cubana.
Si tuviera que recomendar a un lector potencial su libro de cuentos El pianista y la noche, ¿qué le diría para incentivar su interés?
Le diría que leyendo este libro disfrutará de unas horas de ameno esparcimiento; pero también que aprenderá algunas cosas que tal vez no sepa. Conocerá personajes que pueden parecerle muy cercanos y compartirá sus emociones y sus conflictos existenciales. Las historias contadas aquí tratan casi siempre de cubanos que han salido al mundo buscando la felicidad. El lector vivirá con ellos sus alegrías y frustraciones en tierra extraña, su nostalgia por la isla que los vio nacer. Y siempre, cada vez que comience la lectura de alguna de las piezas que conforman el libro, encontrará motivos para dejarse atrapar por ella y no parar de leer hasta llegar al punto final de la narración.
¿Qué diferencia al Antonio Álvarez Gil cuentista del Antonio Álvarez Gil novelista?
Como tantos otros escritores cubanos, yo empecé mi carrera escribiendo cuentos. Sin embargo, pronto comprendí que el espacio de un cuento no me alcanzaba para expresar todo lo que quería expresar. La mejor prueba de ello es que la mayoría de los relatos que escribo son más bien extensos, cosa que ya me había comentado Amir Valle hace unos años. De manera que muy pronto me lancé al estudio de las leyes y mecanismos de la novela. Ahora pienso que, desde el principio, ya yo era un novelista en ciernes. En cualquier caso, creo que no soy la persona más apropiada para hablar sobre las cualidades o diferencias entre estos dos perfiles de mi obra narrativa. Aun así, me atrevería a afirmar que en las novelas he podido trabajar más ampliamente el carácter de mis personajes, su psicología y su manera de estar en el mundo. He estudiado a conciencia la dramaturgia del género y pienso que en varias de mis obras he logrado crear héroes verosímiles, hombres y mujeres que el lector puede sentir como personas vivas, con los mismos problemas, defectos y virtudes que tiene la gente de la calle. Por cierto, con los cuentos que conforman este libro me ha ocurrido algo interesante: varios amigos o colegas que los han leído me han dicho que todos ellos podrían ser materia de novela. En todo caso, y para ceñirme a la pregunta, no creo que haya grandes diferencias entre el Álvarez Gil de estos cuentos y el de cualquiera de mis novelas. Creo que, tanto por el estilo como por el desarrollo dramático de las historias, las piezas de los dos géneros tienen, en mi caso, mucho en común.
En el prólogo, el escritor cubano Amir Valle da fe de que este es un libro, más que cubano, de aspiración universal, en referencia a la inclusión de temas que sólo conoce quien ha emigrado. ¿En qué sentido ha influido la emigración en la literatura que escribe?
La emigración, el exilio, el desarraigo y la lucha de los cubanos por hacerse valer en otras tierras están presentes en la mayoría de mis cuentos y novelas. Trataré de resumir los motivos: Cada escritor escribe sobre temas que siente cercanos. En mi caso, yo he vivido fuera de mi patria en diferentes etapas de mi vida. He sido estudiante en Moscú, trabajador de una institución internacional en esa misma ciudad, exiliado en Suecia y, finalmente, ciudadano sueco residente en España. La del exilio en Suecia ha sido, con diferencia, la etapa más dura de mi carrera, un tiempo de búsqueda y tanteo que puso a prueba mi voluntad inapelable de seguir siendo escritor. Por entonces estuve a punto de rendirme y dejarlo. Afortunadamente, la llegada a tiempo de mi primer premio en España me salvó del naufragio total. En general, la aventura de la emigración y el exilio, que para cualquier persona es una experiencia difícil, puede resultar demoledora para un escritor, sobre todo si vas a vivir en un país de lengua y cultura totalmente ajenos a los tuyos. Esta circunstancia es tan dura que te deja sólo dos alternativas: o te rompes y renuncias, o reúnes todas tus fuerzas, te concentras en tu carrera y creces como escritor hasta ganarte el derecho de alternar en el plano internacional con los cientos de escritores de habla hispana que tratan de hacerse un lugar en el panorama universal de nuestra lengua. En resumen, soy el escritor que soy gracias a la emigración y el exilio. Y todo ello, pienso, conservando mi esencia de cubano. Aquí me gustaría agregar que recibo con cierta frecuencia mensajes de compatriotas residentes en Cuba preguntándome cuándo podrán, por fin, leer algo mío. Y eso, como quiera que lo mires, es algo grato para mí. Tengo esperanzas de que mi carrera y mi obra serán tarde o temprano conocidos, también, por los lectores de mi país.
Cuba… ¿qué resonancias tiene hoy esa palabra en alguien que ha vivido más de la mitad de su vida fuera de ese espacio emocional y geográfico?
Cuba siempre está presente en mi vida y, por tanto, en mi pensamiento y mi trabajo de creación literaria. Está ahí, incluso cuando no escribo directamente sobre ella o sobre sus conflictos presentes o pasados. Cuba es mi patria; y patria, igual que madre, hay una sola. Uno no la escoge, sino que la recibe cuando viene al mundo. Yo lamento profundamente el estado en que vive hoy la gente en mi país. Es más, sufro por los compatriotas que residen allí, por mis hermanas y demás familiares, por los ciudadanos sencillos que deben soportar cada día la sinrazón que los ha convertido en parias en su propia tierra. Deseo lo mejor para ellos, y espero que algún día el pueblo encuentre el camino y salga del hueco en que se encuentra. Sin embargo, la mayor parte de mis ficciones se desarrolla en escenarios fuera de la Isla. Aunque también es cierto que, salvo mi última novela publicada, todos mis libros incluyen algún personaje cubano involucrado en la trama. Ese personaje es, con frecuencia, el héroe central de la fábula.
Cuba vive en mi memoria, la evoco tal cual la dejé hace ya un cuarto de siglo; la recuerdo como era en mi infancia y mi primera juventud. Por todo ello, el país y sus gentes son el origen, el manantial de donde parte el río de mi obra. Pero los años pasan, y la vida en otros sitios no sólo me ha acercado a otras fuentes, sino que me ha permitido mirar a mi tierra con otra perspectiva, pienso que mucho más abarcadora. Ahora la veo con la cercanía de alguien que conoce las esencias de su patria y su pueblo; pero que, al mismo tiempo, tiene referentes con los que comparar. Y esta circunstancia me ayuda a apreciar detalles que de cerca, en el día a día, son difíciles de notar. Podría decir que mi mirada sobre Cuba se ha vuelto universal sin dejar de ser cubana. Así y todo, no pretendo ser un cronista de la vida en la Isla. Ya no podría serlo. Cuba es para mí un motivo constante de inspiración; pero ya no es mi único motivo de inspiración. Ella anda conmigo por el mundo; pero prefiero llevarla siempre en la memoria y recordarla como era antes de marcharme del país, y más allá, como la Cuba de mi infancia y de mi adolescencia. En resumen, mi Cuba va siempre conmigo porque vive principalmente en la conciencia y el recuerdo del hijo ausente que desde hace tiempo soy.
En tiempos de monopolio de las grandes editoriales, ¿qué le ha hecho sumarse a eso que el escritor y editor, Amir Valle, fundador y director de la editorial, ha llamado en una reciente entrevista «locura editorial en homenaje a la genial locura de ese empecinado soñador conocido como Homero»?
Confieso que cuando Amir Valle, fundador y director de Ilíada –y, además, amigo personal mío– me habló del proyecto, me pareció una quimera, “un sueño de locos”, como él mismo lo define. Imagino lo difícil que debe de ser, en estos tiempos de culto al mercado, fundar y mantener a flote una editorial que tenga los valores literarios por divisa. Luego, sin embargo, al ver la calidad de las obras que publicaba, el currículum de los autores de los libros, me dije que su sueño era realmente hermoso, y que yo debía ayudar en su realización. Entonces me hice el propósito de contribuir con estos cuentos, que a él le parecieron dignos de figurar en una de sus colecciones. Por eso este libro, porque sé que Amir, además de escribir buena literatura, es un amante de las bellas letras y trata de conjugar las posibilidades mercantiles con la calidad de la obra. Sé que si tuviera que sacrificar una parte del binomio en beneficio de la otra, apostaría siempre por la excelencia en los libros de Ilíada Editores. De manera que me alegro de formar parte de la tripulación de esta nave que surca el mar con la proa apuntando a la homérica Ilión. Aprovecho para desearle mucha suerte a él y a los demás integrantes de esta expedición de “locos”.
LIBRO ACTUALMENTE A LA VENTA EN ESTE LINK: El pianista y la noche, Iliada Ediciones, 2019