Si no hay riesgo en la novela, la novela no vale.

Si tuviera que explicar a un potencial lector qué encontrará en su novela Formas de Luz. El sentido de la melancolía, ¿qué diría?

Toda vida es un ciclo en el que se alternan épocas de esplendor y tiempos de casi insoportable desventura. Esta novela quiso dar cuenta de esta característica de la naturaleza humana y del destino de los seres humanos. En el trasfondo de la novela hay dos libros básicos: la Biblia y la Divina comedia. Hay un tiempo para reír y tiempo para llorar, dice la Biblia. Esta novela quiere ser la escenificación de esa sentencia que se encarna en una familia azotada por la violencia y la desventura, familia que está en lucha por salir a la luz y recuperar la paz y si es posible la alegría de vivir. Es también la historia de una temporada en el infierno, vivida por un personaje azotado por la ambición, la lujuria y la vanidad. En la Divina comedia hay varias frases que parecen cifrar la gran sabiduría de la vida. “La senda del paraíso comienza en el infierno”; “Quien sabe de dolor, todo lo sabe”; “No hay mayor pena que recordar tiempos felices en tiempos de miseria”. Tales sentencias y algunas de la Biblia sirven de hitos a esta novela. Por otra parte la novela no es solo una novela sino que pretende ser una especie de tratado testimonial sobre la  depresión, enfermedad a la que se ha llamado el mal del siglo. La obra es el resultado de la experiencia personal que tuve al sufrir una depresión mayor durante varios años en que estuve encerrado en mi casa y además, resultado de varios años de estudiar una auténtica biblioteca sobre el tema de la depresión y las alteraciones mentales.

 

En otras entrevistas ha dicho Usted que esta novela forma parte de una serie. ¿Qué libros integran dicha serie y qué temas se abordan en cada uno de esos libros, sean anteriores o posteriores en su escritura a Formas de Luz?

El proyecto que he llamado «El libro de la vida» tiene relación directa con el libro que está registrado en la Biblia. En una sección del Apocalipsis se afirma que aquellos que no estén inscritos en El libro de la vida serán arrojados a un lago de fuego, con lo que se expresa que sólo los que sigan a Dios se librarán del tormento. Mi libro de alguna forma es una especie de búsqueda de la luz o salvación por medio de la literatura. Es sin duda un libro profano, que en el fondo busca lo divino. Está constituido hasta la fecha por nueve novelas. La primera de ellas, Seducciones (inédita, pero pronto estará en Amazon), luego vienen El amor y la muerte, Mujeres amadas, La insaciabilidad, La hermosa vida, La honesta lujuria, Una historia de amor (inédita), Formas de luz y Sin máscara frente al espejo (también inédita).  (Antes el proyecto incluía solamente seis  novelas, pero durante la pandemia del coronavirus  me di cuenta que novelas que había escrito y publicado antes formaban parte del gran proyecto y las modifiqué para integrarlas). Todas las novelas están terminadas, casi todas publicadas, algunas con premios importantes. «El libro de la vida» es del tamaño de En busca del tiempo perdido, un trabajo absurdo en estos tiempos de redes sociales y velocidad. El caso es que he empeñado gran parte de mi vida en esto y ello me satisface. Me basta con haber escrito esta obra tan larga. Si sale adelante o no, ello de alguna forma no me preocupa demasiado. En general, la obra narra la vida de un artista, músico y atleta que persigue el ideal de ser una especie de hombre pleno u hombre del paraíso, pero que a lo largo de su vida visita todos los extremos, conoce el amor pero también la lujuria, la violencia, el pecado en sus varias expresiones pero que va logrando una especie de elevación. Por lo menos eso es lo que pienso. Habrá que ver si lo he logrado. Vale la pena aclarar que cada obra es independiente pero está vinculada con las demás.

 

En tiempos donde lo políticamente correcto se convierte en un enorme censor, esta novela, sobre todo en el tratamiento de asuntos relacionados con la sexualidad humana y la tan criticada «distribución natural del rol en la pareja humana» podría ser considerada políticamente incorrecto. ¿Qué opina Usted de ese riesgo?

Si no hay riesgo en la novela, la novela no vale. Hay que luchar contra los que le quieren poner ropa interior a las estatuas. Aceptar este tipo de censura permitiría el inicio de una nueva inquisición. Hay una frase de Clemente de Alejandría que suscribo plenamente: “No hay que avergonzarse de hablar de lo que Dios no se avergonzó de crear». Hay temas muy delicados en la novela. Creo que los afronté sin temor o represión alguna.

 

¿Qué hay de censurabale en tu novela?

Precisamente lo que hay de censurable en la naturaleza humana.

 

 Hay mucho de lucha existencial en Formas de luz, y mucho también de la búsqueda de esos matices que nos definen primero como seres sociales y, después y también, como seres «latinoamericanos pero universales». Lo íntimo vs lo social, lo latinoamericano vs lo universal… ¿Cómo ve esas categorías en su novela el escritor Marco Tulio colombiano naturalizado mexicano que parece luchar por ser un ciudadano del mundo?

La nacionalidad me parece asunto banal para la literatura. Es ineludible, pero a  mí no me interesa. Los conflictos que desarrollo son conflictos íntimos, no sociales. El destino de mi país, de mis países o del mundo no está en mis manos y de alguna manera no me interesa. Eso se lo dejo a otros más autorizados o a Dios.

 

Aunque en gran parte de su obra hay una veta herética o atea, en Formas de luz la palabra Dios se repite constantemente. ¿Cree en Dios?

Creo que creo y me parece que eso es creer. Lo contrario me parece pose.

 

¿Hasta dónde el protagonista de esta serie es ese Marco Tulio provocador, irreverente, prolífico creador, amante de los retos de cualquier índole, que muchos vemos en internet.

Conmigo y especialmente en esta serie de novelas se cumple lo de Flaubert: Madame Bovary soy yo. Quien me conoce sabe que en estas novelas estoy de cuerpo entero y desnudo hasta el alma. Mi principio fue decirlo todo. Y lo que dices es cierto: soy persona de retos a veces desaforados, como es el caso de esta novela casi interminable que es «El libro de la vida». Pero en otros campos me impongo retos difíciles: toda mi vida he estudiado violín con resultados más o menos pobres; he sido corredor de fondo. Fui peleador callejero en mi juventud, luego basquetbolista y actualmente, a los casi 72 años, soy nadador de nivel panamericano. Desde hace diez años participo en los campeonatos nacionales de México en los que solamente me ganan los ex olímpicos. Precisamente en este junio 2020 de la pandemia iba a participar en el Campeonato Panamericano Máster de Natación en Medellín. He nadado en el mar, a mi edad, largos tramos, entre Veracruz e Isla Sacrificios, acompañando a los triatletas de México. Si abandoné las carreras de fondo y el baloncesto fue porque me lesioné las rodillas.

 

Al margen de «El libro de la vida» tienes un cuerpo de obras bastante grande y respetable de casi 40 libros.

Sí, he escrito bastante y algunos de mis libros han tenido grandes éxitos de crítica  y de ventas. Entre mis libros de cuentos tengo tres, de nombres bastante heterodoxos: Cuentos para antes de hacer el amor, Cuentos para después de hacer el amor y Cuentos en lugar de hacer el amor. En conjunto han vendido más de 100 000 ejemplares. Mi primera novela, Breve historia de todas las cosas, que publiqué a los 25 años en Buenos Aires, fue muy elogiada por García Márquez y muchos otros personajes. Hubo algunos que comentaron que estaba a la altura de Cien años de soledad. Mi libro de cuentos infantiles El pollo que no quiso ser gallo ha sido una especie de modesto best seller en muchos países durante 25 años. Aunque me he mantenido al margen viviendo en una ciudad periférica de México y  no tengo representante literario, me ha ido bien, tengo estabilidad y gracias a mi trabajo en la Universidad Veracruzana tengo mi futuro económico asegurado.

 

Ha recibido bastantes premios como se puede ver en su currículum.

Sí, premios nacionales e internacionales de novela en Costa Rica, Colombia y México. Premios latinoamericanos de cuento. Fui finalista en Premio Alfaguara de novela. A la fecha he recibido más de treinta.

 

¿Actualmente en qué trabaja?

Cumplí 40 años de trabajar en la Editorial de la Universidad Veracruzana, en Xalapa, Veracruz, donde desempeñé diversos trabajos, desde corrector hasta director de la revista Científica,  dictaminador y creador artístico. Ha sido un trabajo de privilegio, que me ha permitido escribir a mis anchas, en un medio provinciano que no exige demasiado desplazamiento, que por lo tanto permite la concentración en el trabajo. Por otra parte me he cansado de lidiar con las editoriales y he decidido subir yo mismo mis libros disponibles a Amazon. Ello no impide que mis proyectos en papel sigan adelante. Ya ofrecí a una editorial mi libro Memorias indiscretas. Me falta publicar ese libro y el último de la serie «El libro de la vida», que se llama Sin máscara frente al espejo. Simultáneamente con Formas de luz, ahora en Berlín con Editorial Iliada, salió Cuentos ligeramente perversos, en la editorial española Camelot América. Finalmente: en lo que estoy: envejeciendo a toda máquina. Tengo un dicho que me aplico: Cuando otras personas a mi edad van rodando cuesta abajo, yo voy corriendo cuesta arriba a toda velocidad. Como se verá, soy algo optimista. No veo otra alternativa: aunque el mundo se esté acabando hay que seguir bailando.